
15 Pandilleras Culpables por Muerte de 46 Reclusas en Honduras
En un veredicto emitido el 12 de diciembre de 2024, la justicia de Honduras declaró culpables a 15 integrantes de la pandilla Barrio 18 por la muerte violenta de 46 reclusas en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) en Támara, Honduras.
Los Hechos del Caso
La tragedia ocurrió el 20 de junio de 2023, durante una reyerta entre integrantes de las pandillas rivales Barrio 18 y Mara Salvatrucha (MS-13) dentro de la prisión. Según las autoridades, miembros de la pandilla Barrio 18 abrieron fuego contra 23 integrantes de la MS-13, y posteriormente incendiaron sus celdas, resultando en la muerte de otras 23 mujeres debido a las quemaduras[1][3][5].
La masacre se caracterizó por su brutalidad y planificación. Las pandilleras del Barrio 18 atacaron a las de la MS-13 con armas de fuego y blancas, y en algunas celdas rociaron gasolina y les prendieron fuego. Este incidente es parte de las disputas territoriales y de control para el tráfico de drogas y la extorsión entre estas dos pandillas rivales que han sembrado el terror en el norte de Centroamérica[1][4][5].
La Investigación y el Juicio
La Fiscalía Especial de Delitos Contra la Vida (FEDCV) llevó a cabo una exhaustiva investigación, presentando 97 medios probatorios durante el juicio oral y público. La Sección en Muertes Cometidas por Estructuras Criminales de la FEDCV logró un fallo condenatorio contra las 15 integrantes de la pandilla Barrio 18 por su participación en los asesinatos[1][3][5].
El Tribunal de Sentencia con Competencia Nacional en Materia de Criminalidad Organizada, Medio Ambiente y Corrupción declaró a las 15 pandilleras penalmente culpables de:
- 46 delitos de asesinato
- 4 asesinatos en su grado de ejecución de tentativa inacabada
- Asociación para delinquir
- Incendio cualificado
- 3 por porte ilegal de armas de uso comercial
- 3 por porte de armas de uso prohibido
- 1 por porte de municiones prohibidas y de uso comercial[1][3][5].
Repercusiones y Contexto
La masacre en la PNFAS es considerada una de las peores tragedias ocurridas en una cárcel femenina de Honduras. Más de un año después del incidente, el Departamento de Medicina Forense de la Fiscalía aún no ha logrado identificar el cuerpo de una de las víctimas[1][3][5].
La viceministra de Seguridad, Julissa Villanueva, indicó que la matanza fue planificada “adentro y afuera” de la prisión y que algunas armas y municiones utilizadas pertenecen a la Policía hondureña. Este revelador detalle ha generado críticas hacia la seguridad y el manejo de las cárceles en Honduras[1][3][4].
Buscando Justicia
Las familias de las víctimas han agotado las instancias judiciales nacionales y ahora buscan justicia a través de la vía internacional. El abogado hondureño Fernando González, quien representa a siete de las 46 familias, advirtió que solo les queda interponer denuncias ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) para que el Estado pueda ser sancionado de manera indemnizatoria[1][3][5].
Medidas de Seguridad
En respuesta a la violencia y el control que ejercen las pandillas en Honduras, el gobierno implementó un estado de excepción en diciembre de 2022, permitiendo arrestos sin orden judicial. Según el ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, esta medida ha contribuido a reducir la tasa de homicidios de 34 por cada 100,000 habitantes en 2023 a 26.7 en el presente año. Sin embargo, a pesar de este régimen de excepción, las pandillas continúan ejerciendo su dominio a través de la violencia en el país[4][5].
Sentencia y Próximos Pasos
El Tribunal de Sentencia fijó para el 23 de enero de 2025 la individualización de la pena contra las acusadas. Este próximo paso será crucial para determinar las condenas específicas para cada una de las 15 pandilleras declaradas culpables[1][3][5].
La declaración de culpabilidad y el proceso judicial en curso son un paso importante hacia la justicia para las víctimas y sus familias, pero también resaltan la necesidad de abordar las profundas raíces de la violencia y la criminalidad organizada en Honduras.